Acerca de Guerreros de Dios

Guerreros de Dios nace con el objetivo de guiar a las personas para que alcancen el máximo potencial que Dios le ha dado.

Nuestra filosofía se basa en los “Pilares de las tres F’s” que abarca el desarrollo personal, el crecimiento espiritual y el logro de objetivos.

Algunos principios y pasos generales que se aplican en el evento de transformación son:

Identificar fortalezas y pasiones:

Ayudar al individuo a identificar sus fortalezas, talentos y pasiones. Comprender en qué se destacan y qué les brinda alegría es crucial para alinearse con el potencial que Dios les ha dado.

Establecer objetivos claros:

Trabajar juntos para establecer objetivos específicos, medibles, alcanzables, relevantes y con plazos determinados. Estas metas deben estar acordes con sus valores y el propósito que creen que Dios tiene para su vida.

Desarrollar una mentalidad de crecimiento:

Fomentar una mentalidad de crecimiento, enfatizando que las habilidades se pueden desarrollar a través de la dedicación y el trabajo duro. Este cambio de mentalidad puede empoderar a las personas para aceptar los desafíos y persistir ante los reveses que da la vida.

Orientación espiritual:

Integrar la guía espiritual y la reflexión en el proceso de coaching. Ayudar al individuo a explorar su fe, profundizar su conexión con Dios y alinear sus metas con sus creencias espirituales.

Crear planes de acción:

Dividir los objetivos más importantes en tareas más pequeñas y manejables. Cree planes de acción que incluyan pasos específicos basados en la fe, la familia y en el plano de forma diaria, semanal o mensual. Esto ayuda a mantener el enfoque y realizar un seguimiento del progreso.

Superar las creencias limitantes:

Identificar y abordar cualquier creencia limitante o patrón de pensamiento negativo que pueda estar obstaculizando el progreso. Fomentar las afirmaciones positivas y proporcionar herramientas para superar las dudas.

Responsabilidad:

Establecer mecanismos de rendición de cuentas, como controles periódicos o un diario, para garantizar que el individuo se mantenga comprometido con sus objetivos. Esto podría implicar compartir el progreso con un mentor, entrenador o una comunidad de apoyo.

Aprendizaje continuo:

Fomentar el compromiso con el aprendizaje permanente. Esto puede implicar leer, asistir a talleres, buscar mentores o seguir una educación formal. El aprendizaje continuo es esencial para el crecimiento personal y espiritual.

Cultivar la resiliencia:

Ayudar al individuo a desarrollar resiliencia enmarcando los desafíos como oportunidades de crecimiento. Compartir historias de resiliencia de su tradición religiosa u otras fuentes de inspiración.

Celebrar los éxitos:

Celebrar los logros, tanto grandes como pequeños. Reconocer el progreso y los éxitos para reforzar el comportamiento positivo y motivar un mayor esfuerzo.

Fomentar el servicio y la generosidad:

Enfatizar la importancia de servir a los demás y retribuir a la comunidad. Los actos de bondad y servicio son a menudo componentes integrales de una vida impulsada por un propósito.

Adaptarse y ajustarse:

Ser flexible y estar dispuesto a adaptar el enfoque de coaching en función de las necesidades y circunstancias del individuo. La vida es dinámica y es posible que sea necesario hacer ajustes a lo largo del camino.

Hay que tomar en cuenta que el proceso de coaching es altamente individualizado y es importante adaptar su enfoque a las necesidades, valores y creencias únicos de la persona a la que está en el proceso de transformación.